jueves, 19 de mayo de 2011

Smelly cat, smelly cat, it's not your fault!

A la pucha! Como se despabila el corazón cuando se renuncia a los pagos! Soy neuquina, germiné y coseché en la desértica Patagonia. Por decisiones, imprecisas y poco pensadas, hace cinco años que habito la ciudad con mas pros y contras del país. Hace media década que vivo en los buenos aires, ejecuté mi propio plan quinquenal a la perfección. No quería desamparar a lo que llamaba vida, hoy considero que fue lo apropiado. Aunque no me arrepiento del nuevo paisaje, que alberga mi rutina diaria, debo admitir que acostumbrarme fue uno de los retos más engorrosos a los que me sometí. De fondo suena Zwan y, de a fragmentos, vuelven los recuerdos de esos primeros meses en suelo ajeno.
No voy a reparar en detalles de mi vida privada, solo diré que sufrí en demasía. En la nueva ciudad no soplaba el clásico viento “vuelachapa”, por el contrario, la lluvia torrencial era ley. Pasé de tener el pelo lacio por la tierra a tener un frizz, simil Tina Turner, por la constante humedad. Eso parece grave, pero los cambios emocionales destronaron a los estéticos. No estuve consciente de la graduación de “bajón” hasta que me descubrí tirada en el sillón, envuelta en un aguacero anímico, mientras miraba un programa de canal 13 que se llamaba Cuestión de Peso. No miro ese programa, no tenía cable, era eso o una novela pedorra donde hubiese llorado a cantaros pero de lo mal que actúa Estevanez. Bueno, la cara me quedó salada, mix de lágrimas y mocos, al ver como un ex-obeso se reencontraba con su familia y se los comía. No, eso último no sucedió, pero la lucha por el rating es tan salvaje que no hubiese sido algo tan descabellado. En fin, ver como el nuevo flaco tenía la oportunidad de ver a los suyos y yo no, me hacía sentir miserable. Y no era solo eso. En esa postura, y con mis kilos de más, me sentía una ballena encallada con un nivel de infelicidad absurdo. Y seguro que era el día en que Andrés me visitaba. Debe haber sido así, porque ese sollozo maratónico fue inusual.
Luego de darle amparo a quién hoy lleva con gracia el nombre “Murrungato del Zapato”, Murrún para los amigos, mi concepción cambió totalmente. Va a sonar excesivamente estúpido, pero ese animal me ayudó a dejar la extrañeza en otro plano y cuidó mis espaldas en la batalla contra la soledad. Hoy disminuyeron mis tiempos de añoranza, mi tarifa telefónica es más económica. Me siento parte del ambiente, no miro más el reality con protagonistas fuertecitos y el sillón esta colmado de pertenencias, imposibilitado de acobijar algún cuerpo. Si, ya se. Es verdad, despreciaba a los gatos. Durante gran parte de mi vida, una de mis prioridades era generar molestias en esa especie animal. Desde arrojarlos a la pileta hasta atorarles la cabeza con la puerta corrediza de la ventana. Actividades en las que me destaqué pese a las críticas de sus propietarios (disculpas públicas a mi familia y amigos). Eso quedó en el pasado, hoy me defino como una ex antigatos.
Se preguntarán como se produjo ese drástico cambio en mis preferencias. Si no se lo preguntan procedo a contarlo, de todos modos, este blog es mío. Como el paradigma del “blanco/negro” siempre me sentó muy bien, la vida me dio un novio miembro de la asociación pro-felinos. Cual niño pequeño que pide algo, repetidas veces, a modo de “porfi-porfi”, mi amado sobresaturó mi estado a base del reclamo constante de adoptar una mascota. Una mascota peluda, que maulla, interesada, poco afectiva, sucia y olorosa. Acepté, de muy mala gana, la posibilidad de convivir con un tercer miembro familiar. Automaticamente, luego de acceder a subsistir en un mundo de pelos, nos dirigimos hacia un espacio llamado Centro Michimiau (lugar que nos recomendó una veterinaria amiga luego de reprobar espantada nuestra aventura de apadrinar un espécimen del Jardín Botánico). Nos presentamos en el sitio como futuros padres gatunos y nos dieron acceso a la casa donde miles de bigotes esperaban a ser señalados por un eventual dueño. La encargada nos recomendó: “Toquen a cada uno y perciban con cual tienen mas química”. Lerdos y perezosos, nos costo iniciar el rito. Con absoluta repulsión me animé, me forcé, a pasar mi dedo índice por la cabeza de una gata. Una aristogata mejor dicho. Tenía pelaje gris brillante y una postura soberbia que la ayudaba a lucir un collar rosa de donde colgaba un pequeño diamantito. La muy malnacida me mordió y hoy exhibo una cicatriz, poco visible, pero que rememora como logré contener mi ira asesina y ser mejor persona. Llegó el turno de mi actual mascota. No conseguí apoyar mi mano sobre su lomo que se volvió loco, fue invadido por una locura de mimos (así llamamos a esa patología). En ese momento supe, supimos, que ese iba a ser quien terminara de completar el triunvirato. Lo llevamos a nuestra casa, se acomodó y familiarizó inmediatamente.
Por mi experiencia, considero propio recomendar  la adopción de animales sin hogar. Si están interesados en ahijar o ayudar, les sugiero algunas de las organizaciones que ayudan a los animales domésticos abandonados. Pueden contactarse con ellos y hacer feliz a un pequeño ser.







Y como los remates me resultan cada vez más imposibles, me retiro con un video para revolucionar ese porcentaje de sociedad antimichos.


viernes, 29 de abril de 2011

PERDIDA

Si tengo que elegir, me inclinó por los programas de humor. Esos que son ejemplares para pasar el rato, en momentos de ocio, cuando no se esta dispuesto a pensar mucho. Aquellos que no tienen linealidad, que si se nos traspapela un capítulo (imposible hoy en día, gracias al milagro al que me gusta llamar  “mi Jesús personal”: Internet) podemos ver el que le sigue sin perdernos ningún detalle importante. En mi lista se encuentran productos televisivos tales como: Saturday nigth live, Kids in the hall, Mad TV, Seinfeld, 30 rock, Scrubs, Friends. Lejos de la manufactura foránea, programas como Magazine For Fai, Cha cha cha y Todo por dos pesos encabezan el ranking.
            Llegó un momento de mi vida, en el año dos mil siete, donde las personas no dejaban de mirarme desconcertadas cuando afirmaba, cargada de convicción, que no miraba Lost. Aquellos fanáticos de la serie televisiva, no lograban concebir mi decreto de no afiliarme a su tendencia, de preferir, ante todo, algo que me fecunde una sonrisa antes que una incertidumbre. Cual evangélico obstinado, que distribuye volantes y predicados fuera de la famosa empresa cristiana, que te invita a que pares de sufrir, mis amigos y conocidos procuraban fascinarme con los argumentos de dicha serie. Que la historia sucede en una isla mágica, que hay muertos-vivos, que hay un monstruo con cuerpo de humo negro. Miles fueron las justificaciones para acarrearme a su vicio. Ferviente seguidora del género del terror, sus alegatos me indujeron a rentar la primer temporada (no lo digo para quedar bien, no tenía internet, recién me mudaba y los malaventurados operarios de Arnet aparecieron un mes y medio después de haber solicitado el servicio). En menos de cuarenta días me zampé tres temporadas del afamado “Perdidos”,  sin incomodarme las súplicas de mis retinas y de mi abrumado cerebro. Mi nuevo apéndice y yo nos convertimos en íntimos. Cada hecho de la vida real, instantáneamente, lo asociaba con algún personaje o capítulo de Lost, cuándo antes lo vinculaba a los Simpsons. La espera por un nuevo episodio inhibía a mis parpados a cerrarse por las noches y si lo hacían, soñaba con posibles desenlaces del misterio inconcluso que concedía el argumento. No voy a emular las perversas manipulaciones que ejercieron mis amistades conmigo, no voy a enumerar los fabulosos sucesos que hicieron que desampare mi antigua rutina televisiva. No voy a intentar persuadir al lector que se encuentra ojeando estas líneas. Solo diré que este proyecto, para la pantalla chica, es adictivo.
            Llegó el año dos mil diez y, luego de seis temporadas, Lost terminó. Parte de mi murió ese día. Bueno, no fue para tanto, pero debo admitir que sembró dudas que voy a llevar conmigo hasta la sepultura (|m|). Ahora, en serio, el programa era muy-muy bueno pero lo mío seguía siendo la comedia. Un buen día, mi cónyuge, con el fin de apaciguar el síndrome de abstinencia Lostiano, me mostró vía youtube algo que se llamaba Post.


Esta es una sátira de Lost hecha por los avispados miembros de Farsa Producciones. La historia también transcurre en una isla pero de edición, donde un elenco insensato, notable para quienes son adeptos a los frutos de la productora, logra crear un ambiente con el punto preciso de intriga y gracia. Breve resumen conciso corto: Un joven editor chileno encuentra trabajo en una productora. Los nervios propios de debutar en un nuevo ámbito se mezclan con el temor que causan sus exóticos compañeros. Jornadas laborales esclavas, la obsesión con los tiempos, el fino filamento con la muerte y la lucha por el control de la oficina consiguen bambolear la cordura del protagonista. Enigmas constantes, mixturados con la humorada idiosincrásica de Farsa Producciones, hacen de esta elaboración un exquisito recreo para la vista. Elevadamente recomendado.
Esta serie web, debido a su rating, reencarnó en largometraje y el pasado 20 de abril, en el bar de FM La Tribu, fue presentada en sociedad. Actualmente es posible adquirir el DVD original, para el disfrute personal, en veinte puntos comerciales estratégicos o se puede encargar a domicilio (Yo sabía que el delivery cinematográfico iba a ser un boom!).
Además de esta obra, estos fabricantes audiovisuales cuentan con un sinfín de cortos y largometrajes sobre zombies (en su mayoría), aliens y músicos de otro planeta. También realizaron un montón de videoclips. Entre los afortunados, podemos citar, sin soplar ni repetir, bandas como Kapanga, Pez, Árbol, Miranda, Pimpinela, Carajo, Los Pericos,  The Tormentos, Catupecu Machu, Attaque 77, etcétera.
 Para musicalizar la despedida les dejo una joya invaluable, figurita repetida en mi lista de reproducción de videos:


lunes, 18 de abril de 2011

FIEBRE DE DOMINGO POR LA NOCHE

Desde el sábado que mi cuerpo esta en pleno proceso de entablar relación con una enfermedad casi tocaya. Anoche no logré conciliar el sueño por al ascenso insufrible de mi temperatura corporal. Hoy despertó una versión desmejorada de mi persona, invadida por: ojeras, mocos, nauseas, dolor de cabeza y cuerpo. Me mantuve reposando en la cama todo lo que pude hasta que la inacción me perturbo de tal modo que me obligué a emanciparme de mi lecho. Me dispuse a ordenar un pequeño armario que tengo en el living, donde guardo desde textos de la facultad hasta papel higiénico. En el interior de ese mueble, que al tener una puerta estándar hace creer a la gente que es la entrada al baño, también conservo un inventario musical compuesto de mis cedés y los de mi prometido. La mitad de esa recopilación la conseguimos en Parque Centenario, un conjunto de plazas ubicadas cerca de mi barrio donde, los fines de semana y feriados, se arma un desfile kilométrico de puestos donde se puede conseguir absolutamente de todo. El tramo de la feria que comienza donde choca la calle Leopoldo Marechal esta destinado al canje-venta de discos, cassettes y cds. El primer quisoquito musical con el que uno se topa, cuando inicia el recorrido, es el de un señor mayor con una variedad importante de discos de metal y rock. El hombre debe tener, aproximadamente, mas de seis décadas y se manifiesta de una manera rara…..Me explico sin rodeos? Habla como si no le subiese agua al tanque. Pese a la primera impresión que causa, el tipo es un nerd del metal. Sabe historia y discografía de todas las bandas que exhibe en su larga mesa. Y no solo eso, también tiene buen corazón: cuando percibe que no llegás al precio estipulado te hace un descuento! Gracias a ese señor, en mi acopio melódico, atesoro un album de Wumpscut, otro de Klaus Schulze y uno de Einstürzende Neubauten (si, acudí al copy/paste), los tres de edición alemana. Siguiendo camino, unos cinco puestos más adelante, esta mi vendedora favorita: una machona, flaca con poco busto, pelo corto y lentes de leer, carácter recio y con un diccionario musical incrustado en el hemisferio derecho de su cerebro. No solo reconoce magistralmente lo que comercia sino que recuerda a sus consumidores y se encarga de recomendarles nueva música según sus gustos. Para logar hacer una buena compra hay que ir al mediodía, cuando inicia este bazar callejero. Por mi parte, siempre llego tarde,  y cuando me asomo a curosear ella siempre me recibe con un: “Nena, nunca vas a caer temprano vos! Ya no queda casi nada! Apurate que en media hora me voy!”. Lo dice con un tono cargado en proporciones iguales de humor y soberbia, pero igual consigue lucrar conmigo. Las pocas ocasiones que  me presenté con anticipación entendí porque la crítica constante, en ese horario hay ofertas musicales soñadas, impensables en una disquería común. Sobre su stand hay una caja maltrecha que tiene dibujado un signo pesos seguido del numero cinco, podría asegurar que fue elaborado por un infante. Dentro de ese contenedor de cartón se enfilan grabaciones, nuevas y cerradas, de géneros dispares. Husmeando en el encontré maravillas del cuarto arte, maravillas porque por el doble de su precio no desembolso ni loca. En ese repertorio se encuentran:
José Gonzaléz - "In Our Nature" (2007): Artista sueco de padres argentinos. Poseedor de una voz melancólica  y tímida pero que a la vez se presenta con fuerza. Melodías, tranquilas-perturbantes, que afloran de su guitarra clásica son acompañadas por confesiones hechas letra. Diez quintines.
• Soundtrack de la película Party Monster (2003): Film basado en hechos reales, protagonizada por Macaulay Culkin, no doy más datos, exijo que la vean. Disco atiborrado de canciones electrónicas y dance interpretadas por artistas como Marilyn Manson (quien también es parte del elenco del film), Nina Hagen, Scissor Sisters, Miss Kitten, Ladytron, etc.
Chemical Brothers – “Brotherhood” (2008): Grandes éxitos de este dúo ingles que compone música electrónica. Catorce singles comprendidos entre 1993 y 2004 más dos nuevas creaciones. Temas que todos conocemos, pasables. Para amenizar una fiesta, de esas que duran hasta las 3 am.
Beastie Boys – “The Mix-Up” (2007): Disco instrumental que, pese a que baje de un hondazo las expectativas de los simpatizantes, ofrece un muestrario innovador que termina conformando muy bien.
Bjork – Greatest Hits (2002): Las canciones más exitosas de la pequeña islandesa sin edad. De voz suave y facciones de niña indefensa (hasta cierto punto: pobre reportera bangkokiana), reproduce armonías inteligentes capaces de domar cualquier clase de afición. La mejor compra hasta ahora!
Fuera de la sección “la cajita de los cinco pe” también resulté triunfante. Entre los mejores ejemplos se encuentran:
- "Death By Sexy” de Eagles of Death Metal. Usado pero en magnificas condiciones a solo siete pesos (salía diez pero recurrí al regateo).
- “With Teeth” de NIN. Nuevo a quince morlacos.
- “The Future Embrace” el disco solista de Billy Corgan. Nuevo, lo pagué con un Belgrano.
- “To Record Only Water for Ten Days" creado por mi actual obsesión: John Frusciante. Nuevo a veinte pesos.
- "Zombie Live" creado por mi ex-obsesión: Roberto Zombi. Nuevo a solo tres por cinco.
- “Ultra Payloaded” de Satellite Party.  Casi-casi nuevo a una docena (nuevamente apelé a mi lado regatero, salía quince)
Podría nombrar muchos más, que hacen que llore del orgullo que me provoca tenerlos en mi repisa, pero corto acá porque el informe se convirtió en alardeo. Lo sé. Y bueno, les recomiendo a todos que vayan al puesto de La Raulito a buscar nuevas tonadas para sus oídos. Digan que van de mi parte, total la tipa no sabe mi nombre.

jueves, 14 de abril de 2011

"ROCK FUERTE EN ONE EYED JACKS, CAMBIO LA SUERTE DEL ONE EYED JACKS”


        Nunca me gustaron los Redondos. Jamás los entendí o son una real porquería. Seguramente muchos optarán por la primer opción, debe ser la mas coherente…aunque mantengo mis dudas. Igualmente, y pese a mi rotundo desagrado, esta es de esa clase de bandas que por mas que uno no tenga sus discos (truchos u originales) y permanezca al margen de su carrera, conoce mas del 50% de su repertorio al pie de la letra. En mi archivo mental deben circular más de 10 canciones ricoteras completas, con sus respectivas escrituras. No se como lograron inmiscuirse ahí, pero se que están y que las conozco a la perfección. Ahora, el tema con las canciones de los Redonditos de Ricota es que muy pocos pueden adjudicarse el triunfo de desembrollar sus metáforas, o jeroglíficos musicales, depuestas por el Indio Solari. Muchos pueden fiarse de vislumbrar el mensaje oculto de sus temas pero son solo los verdaderos fanáticos los que realmente entienden el significado que el dolape intentó entremezclar. Lo peor de esta situación se avecina cuando una persona defiende, ciegamente, una hipótesis totalmente fallida sobre alguna canción. Hace un tiempo, una ex compañera de trabajo, aseguraba que el legendario estribillo de "Ji, ji, ji" estaba inspirado en un famoso crimen costeño. Ratificaba que la parte en la que Solari vocifera “No mires por favor! Y no prendas la luz…la imagen te desfiguró” esta basada en la escena anecdótica del asesinato. La leyenda cuenta que tres amigas, vacacionando en Mar del Plata, deciden salir a bailar pero una se niega y se queda durmiendo en la casa.  Mientras la chica descansaba, un asesino se infiltra en el hogar y la mata. Las otras dos, al volver de su recreo, decidieron no presionar el interruptor de luz para no despegar a su amiga de los brazos de Morfeo.  Al día siguiente, descubrieron a su camarada sin vida y un mensaje sobre la pared, escrito con sangre, que decía “Gracias por no prender la luz”. Un mito urbano más diría yo… o mi par Marcelo Gobello. Este periodista de rock, en su obra "El rock ha muerto", ofrece un último capítulo dedicado a temas emblemáticos del rock nacional y su respectivos significados. En el caso de esta canción ricotera, ingrediente de Oktubre,  Gobello devela que trata sobre la paranoia que experimenta un cocainómano. El mismo cantante, años mas tarde, aclararía que esta composición nació durante el boom de la cocaína en la argentina en la década del ochenta. Frases como: “en blanca noche”, “la cueva del perico” o “tipos que no duermen por la noche” hacen justicia a ese detalle.
        Entonces decía: todos los simpatizantes de este grupo musical creen saber que anuncio se disfraza en sus letras pero solo una pizca de melómanos argentos tiene el conocimiento concreto. Lo mismo sucede con la filmografía del enajenante director David Lynch, artista en boga, que afilia constantemente admiradores de todos los estratos intelectuales. Las surrealistas obras de Lynch son absolutamente despampanantes y, lógicamente, no son aptas para todo público. Films como EraserheadTwin Peaks han originado tsunamis cerebrales a todo aquel valiente poco apto para semejante travesía. Pese a esto, un alto porcentaje de espectadores osa autoproclamarse fanático del género y sus largometrajes. Soy prueba viviente de que no son fáciles sus películas y que verdaderamente imitan el síndrome ricoteriano: se cree saber cual es el mensaje pero nunca se esta seguro. Creo fervientemente que ese es el problema, querer estar seguro de que lo que se percibe concuerda con lo que el artista quiso transmitir. Para este tipo de inconvenientes podemos recurrir a nuestra gran amiga la hermenéutica. Esta es el conocimiento y arte de la interpretación para determinar el significado exacto de las palabras mediante las cuales se ha expresado un pensamiento (gracias Wiki).  Lo que propone esta disciplina, para lograr un mejor resultado, es que el intérprete o hermeneuta debe desconectarse de su tiempo y sus juicios personales para intentar lograr una contemporaneidad con la obra analizada y el autor de la misma, deduciéndola  sin cualquier intención o percepción de actualidad.
       En el caso de Lynch no es necesario apelar a dicha técnica, el es partidario de que una película debe valerse por sí misma. En su libro titulado “Atrapa al pez dorado” lo explica muy bien: “El cine se parece mucho a la música. Puede ser muy abstracto, pero la gente ansía darle un sentido intelectual, traducirlo a palabras. Y cuando no pueden hacerlo, se sienten frustrados. Pero si lo dejan expresarse, pueden encontrar una explicación interior. Si comentan la película con los amigos enseguida ven cosas: que es esto, que no es lo otro. Y tal vez coincidan o discrepen con sus amigos, pero ¿cómo pueden discrepar o coincidir si no saben nada? Lo interesante, pues, es que ya saben mas de lo que creen.”

        Si, muy lindo todo, pero yo necesito saber como metaforizar esa familia de conejos que aparece en Inland Empire o quien es la vieja que se abalanza sorpresivamente sobre los pseudo detectives en Mulholland Drive. Algún amigo con quien charlar? Sugiero un focus group sobre las películas de Lynch (posterior a una maratón fílmica poco sana). Ahora que lo pienso, debería darle una segunda oportunidad a los redondos o a sus letras por lo menos.

miércoles, 13 de abril de 2011

Barrio piringundín, barrio malevo donde aprendí a mancar la vida maula...

        Palermo es un barrio porteño casi infinito, fraccionado en un sin fin de zonas como: Palermo Hollywood, Palermo Soho o Palermo Viejo. Este último me albergó satisfactoriamente hasta que, por sus inasequibles precios, debí divorciarme de él y obligar una mudanza a un lugar que se adaptase a los agujeros de mis bolsillos. Comencé a husmear empedernidamente y descubrí un nuevo y módico Palermo, fuera del perímetro del mismo, pero que las inmobiliarias aseguraban que era parte de el.  Este Palermo era apellidado Queens. Indagué sobre su existencia y todo aquel que fue receptor de mis interpelaciones confirmó que ese barrio no se llama de tal forma, si no Villa Crespo. Pese a la crisis de identidad que atravesaba esta ración de Capital Federal, me mudé al día siguiente a una de sus casas. Al incorporarme en su actividad barrial noté que poseía los individuos más estrambóticos que contemplé en mí íntegra existencia. Uno de los especímenes que robó mi atención fue esta veterana de incalculables primaveras y portadora de un chalado estilete. Su arreglo capilar consistía en un batido exorbitante que podía albergar a una familia entera de palomas. Su maquillaje se componía de un fuerte delineado de ojos y de una boca tiznada desprolijamente de rojo carmesí. Siempre se ataviaba de negro. Desconociendo su verdadero nombre me atreví a motejarla Señora Smith. El apelativo resultaba de la colosal semejanza de la anciana con el cantante del célebre grupo musical The Cure. Todas las mañanas esta vetusta fémina paseaba a la velocidad de un caracol cojo con su amigo inseparable: un anciano de cabellera larga y blanca que se escondía debajo de un sombrero, también blanco, de enorme visera. Aquel veterano tenía un rostro familiar, me recordaba a alguien pero no sabía a quien. Cambiando de canal en canal lo encontré en un comercial televisivo, era la cara de un medicamento para aliviar los dolores que provoca la artritis . Ahora, cada vez que lo veo, no puedo dejar de imaginarlo saltando y corriendo, cual niño, como en su publicidad. De esta forma, el octogenario en cuestión, bautizado Max Berliner, se suma a la lista de famosos que circulan por las adoquinadas callecitas Villacrespenses:
-        Amigacho : mediático-cantante(?) que alcanzó el estrellato porque es un vegetariano-ex-sordo que se encarga de mechar en cada una de las palabras que pronuncia la letra CH.
-       Castells: líder de un movimiento político de pocos triunfos. Conocido por iniciar mas ayunos que un musulmán en ramadán y porque su jermu se contoneaba en el caño del programa de Tinelli.
       Mi barrio no será Palermo Hollywood, con sus incesantes desfiles de actores y vedettes (léase: yiro que compone el 80% del staff diario de los programas de chimentos) pero es mucho mas divertido, lo aseguro! In your face palermitano fashion!